Qué vas a aprender
Resumen
El colangiocarcinoma es el segundo tumor maligno hepático más frecuente después del hepatocarcinoma. Aunque representa solo el 3% de todas las neoplasias gastrointestinales, es un tumor agresivo, especialmente en personas de edad avanzada, con predominio en varones. Se identifican tres tipos: intrahepático (el menos común), perihiliar (el más frecuente con un 60% de los casos) y distal, que afecta el colédoco.
El colangiocarcinoma tiene un mal pronóstico, ya que usualmente se diagnostica en fases avanzadas, cuando el tumor ya no es resecable y la única opción es la quimioterapia paliativa. Aunque la cirugía es potencialmente curativa, el alto riesgo de recidiva demanda un tratamiento complementario con quimioterapia. Las causas principales incluyen enfermedades autoinmunes como la colangitis esclerosante primaria, anormalidades congénitas del conducto biliar, hepatitis virales y factores ambientales como la infección por parásitos o el uso de contrastes antiguos.
El diagnóstico se basa en una clasificación basada en la afectación de la vía biliar, siendo crucial identificar el tipo según la clasificación de Bismuth-Corlette. El manejo diagnóstico y terapéutico depende de la identificación histológica, el estudio de imagen y la discusión multidisciplinaria. Aunque la biopsia no siempre es obligatoria, la combinación de cepillado y biopsia durante una CPRE mejora la sensibilidad diagnóstica. Además, la ecoendoscopia es útil para descartar adenopatías regionales y puede cambiar el enfoque terapéutico, especialmente en casos de tumores resecables o cuando se considere un trasplante.
El drenaje biliar es esencial en la gestión del colangiocarcinoma, especialmente cuando se planifica cirugía o tratamiento paliativo. Se prefiere el drenaje endoscópico sobre el percutáneo, ya que este último puede ser más incómodo para el paciente. Sin embargo, ambos métodos son efectivos, dependiendo de las características del tumor y la anatomía del paciente. La clave es lograr un drenaje eficaz de al menos el 50% del volumen hepático funcional, ya que un drenaje insuficiente puede empeorar el pronóstico. Las modalidades de imagen como la tomografía computarizada y la resonancia magnética son fundamentales para planificar el tratamiento, al igual que los marcadores tumorales como el CA 19-9, que deben interpretarse con cautela en presencia de ictericia.
El pronóstico sigue siendo sombrío debido a las dificultades en el diagnóstico temprano y las limitadas opciones de tratamiento curativo. La cirugía sigue siendo la única opción curativa, pero la recurrencia es alta, lo que resalta la necesidad de enfoques multidisciplinarios y personalizados para mejorar los resultados clínicos.
Objetivos de aprendizaje
1. Conocer los tres tipos principales de colangiocarcinoma (intrahepático, perihiliar y distal) y su distribución.
2. Comprender los factores de riesgo asociados, incluyendo enfermedades autoinmunes, anormalidades congénitas y hepatitis virales.
3. Aprender los enfoques diagnósticos mediante la clasificación de Bismuth-Corlette y las modalidades endoscópicas.
4. Identificar las opciones de tratamiento, con especial énfasis en el drenaje biliar y la cirugía como único tratamiento curativo.
5. Valorar la importancia de un manejo multidisciplinario en el diagnóstico y tratamiento del colangiocarcinoma.